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Trillos

Hace pocos días, un matrimonio canadiense, de Montreal para ser exactos, le decía a Martha Jiménez en su taller: “tenemos un libro que habla de usted, usted es muy famosa”.

Y qué sustenta la fama de esta artista de la plástica cubana y de la cerámica internacional?

Pues una obra siempre en ascenso reveladora y sorpresiva, abarcadora y personal, insisto, muy personal, y es que sus ireverentes “gordas”, -pilares importantes de su expansiva fama- no son patrimonio del harto conocido artista colombiano, al que con frencuencia erróneamente se le refiere; y habría que buscar, si acaso, en la primera, universal y más valiosa, en las “gordas” conocidas, la Venus de Willendorf con toda su carga de belleza y prepotencia sexo-matriarcal, muy femenina además, que Martha reinterpreta a su creíble ámbito sensual tradicional, espiritual, atrevido y técnico, en uno de sus trillos por el paisaje mágico del barro.

Trillos sí, porque ahora mismo transita por otros senderos, algunos comenzados y otros que recién comienzan y que parirán muchas y asombrosas sorpresas.

Por: Arq. Leonel Carralero Rabaza.
15 de Junio de 2006.